A veces me imagino escapando de todo, huyendo a una isla solitaria. Me imagino en una burbuja de soledad meditada, sin prisas, sin preocupaciones, sin estrés. Sin comentarios de unos y otros. Sin gentes llenándolo todo de ruido. Pienso en ese retiro transitorio dejándome llevar por las olas de una novela. Luego, cuando recojo los sueños de alguien que plasmó, con líneas escritas, esos momentos mágicos, regreso. Guitarra en mano, ordenador en la otra, sigo viajando a otro lugar. En el viaje está la esencia.